Muchas mujeres por desgracia no saben lo que es un orgasmo por
no haberlo experimentado nunca bien por el pudor de no saberse masturbar o bien
por la poca dedicación por parte de su pareja a buscarlo.
Un Amo ha de conseguir no solo que su sumisa sienta un orgasmo
sino que debe asegurarse el dominio del orgasmo de su chica en el momento que
él decida dárselo, tanto en lo que se refiere al instante, a la calidad,
cantidad, así como a saberlo exteriorizar como a tenerlo absolutamente en
silencio y discreción.
No te rindas, usa la cabeza y acaba con el pene. |
Una vez hayamos conseguido que lo tenga cuando el Amo lo pida
tendremos en nuestras manos a la sumisa más feliz del mundo y aseguro que eso
da como resultado un contrato no escrito absolutamente fiel por parte de la
sumisa que queda dentro del equilibrio que le pide el Amo entre el dolor y el
placer. No hay nada como por ejemplo hacer que la sumisa se corra mientras el
Amo la azota de forma sensual, no necesariamente floja.
Saber pasar del dolor severo al orgasmo severo en unos segundos
es algo que si una sumisa lo vive, jamás lo olvidará puesto que el subidón al
placer partiendo del dolor es algo que se ha de vivir para entenderlo.
La típica escena de final de película en la que la pareja
practica el sexo y alcanzan el orgasmo al mismo tiempo puede dejar de ser una
ficción.
A la sumisa se la ha de acostumbrar a saber darse placer delante
de su Amo, naturalmente en los inicios el Amo ha de procurar que ella sienta
esa necesidad de ofrecer a su Amo el placer de correrse ante él.
Ahora vas bien, ahora piensas en ella y lo nota porque no tienes prisa. |
Una vez consigamos que se corra cada vez que se lo pidamos
masturbándose deberemos poder hacer que consiga alargar su excitación hasta que
el Amo le de permiso para tener el orgasmo, para ello podemos usar la técnica
de contar a tres. En un principio será casi imposible conseguirlo pero si se le
habla y acaricia mientras contamos va sabiendo alargar ese estadío hasta el
siguiente número. Al principio será la cuenta seguida para que sepa dónde
estará su final, más adelante se alargará la cuenta hasta conseguir
retrasárselo y darle el permiso en forma de tres. No está de más frenar la
numeración y dejarla a mitad hasta al cabo de un ratito prudencial para que
entienda su cuerpo que es la mente la que determina cuando ha de seguir la
excitación hasta el final.
Esto tan fácil aparentemente en realidad cuesta mucho ya que
ella deberá renunciar a su instinto cuando se le pida esa entrega.
En una cesión, el Amo deja que otro use a su sumisa. No hay cosa
que de más orgullo a la sumisa que poderse correr cuando su Amo se lo diga y no
cuando la persona que disfruta de ella le dé suficiente placer como para que
explote. En la cesión me gusta ser yo quien diga cuando mi esclava ha de
orgasmar y eso es clave para que el afortunado sepa que no ha triunfado sino
que el Amo ha decidido darle este premio, normalmente en forma de orden verbal,
justamente en el momento que él ha decidido que se corra la sumisa.
También es muy útil en la sincronización de los orgasmos. Por
eso conocer trucos y técnicas para el orgasmo sincronizado no está de más.
Las parejas que lo han experimentado aseguran que es una
sensación muy placentera en la que la unión física va más allá y pasa a ser por
un instante la unión de las dos almas.
Si no se trata de BDSM en la que aconsejo educar el orgasmo de
la sumisa, al resto de los mortales les diría que hay ciertas reglas que facilitan
la sincronización.
Si las numero, según mi humilde experiencia, podría resumirlas a
grandes rasgos en estas:
Primera regla: NO OBSESIONARSE
El principal error que se comete es exigirse a uno mismo. A
veces cuando intentamos que todo salga perfecto es cuando peor resultado se
obtiene.
Con esto quiero decir que lo peor que puedes hacer es
obsesionarte o fijarte como meta alcanzar el orgasmo al mismo tiempo que tu
pareja.
Con lo agradable que es ir probando aconsejo ir buscando los
secretos de cada uno en el momento de la suelta, ¿para qué vas a desaprovechar
intentos?, hagámoslo con frecuencia y siempre de forma racional, jamás
dejar que se escape el orgasmo sin dar pistas del momento de excitación en el
que estás. Las mujeres a las que les suele costar más se las ha de relajar y
tranquilizar mostrándote concentrado en su estado y siempre esperándola y que
note que no tienes prisa porque disfrutas de ella sin necesidad de llegar al
orgasmo.
Segunda regla: NO PRESCINDIR DE LOS PRELIMINARES
Las mujeres suelen tardar más tiempo en alcanzar el orgasmo, por
lo que para ellas los prolegómenos son vitales.
Juega con ella. |
Así, con un control de la excitación de ambos podéis hacer que
vuestros orgasmos se encuentren en un camino que no habíais recorrido hasta
ahora y que hace que el valor del placer aumente en gran forma.
Tercera regla: POSTURAS ESPECIALES Y PARTICULARES A CADA CASO
Siguiendo la teoría de aumentar el placer de ella y controlar el
de él, se pueden probar posturas que precipiten la llegada del orgasmo femenino.
Las posturas que dan más placer a la mujer suelen ser aquellas
que permiten la estimulación del clítoris durante la penetración, no tanto en
la propia penetración sino en el roce del pene con su clítoris. Aunque sigo
insistiendo en que si antes acariciamos con los dedos (o no dedos) el clítoris,
bien lubricado, nos encontraremos con el terreno abonado para que en la penetración
final provoquemos su orgasmo. Jugar con el clítoris mediante el prepucio con
pequeñas penetraciones pero sin dejar de frotar el clítoris es una bonita forma
de esperar a que tu compañera esté lista para que entres a fondo en el tema.
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