La mitología popular asigna a las feas un provecho sensual y
en la cama que no tienen las guapas, aunque la belleza siempre sea relativa, mi
experiencia personal no es válida para contrastar ésta afirmación. No soy un
maniático del físico, pero el corazón y las vibraciones siempre me han guiado
inevitablemente hacia las caras amables, una sonrisa mejor que una risotada y una simpatía que me entre. Esas chicas que
te endulzan el despertar, que te saben pedir más con la mirada dolorida, que no
se sienten en paz hasta ver a su Amo orgulloso de ellas. Dicho lo cual,
reconozco que he tenido experiencias sexuales y amorosas con unas cuantas chicas
rellenitas, de las que, nunca mejor dicho, no caben en los cánones estandar de
la belleza desde el cuello hacia abajo.
Tener donde cogerse bien es clave para un Amo que se precie. |
Llegados al apartado sexual, creo que es la experiencia lo
que hace a las mujeres más o menos duchas en las artes amatorias. También -¿cómo
no?- la pasión, que sirve para derribar tabúes y apartar reticencias de toda
índole y ayuda en mucho a darse esperando o devolviendo placeres a cambio de lo
que desees de ellas.
Así que para dilucidar esta cuestión recurro a vosotros, que
sois hombres y Amos de mundo y a ciencia cierta habéis tenido encuentros o
relaciones con alguna “desagraciada”, ya sea amparados por el alcohol o bien
guiados por vuestro indomable mal momento o bien prisas y contestadme, ésta
pregunta del inicio.
¿A que son las no “espectaculares” las mejores sirviendo a
sus Amos, y como esclavas qué os parece? Creo que las espectaculares solo están
en las pelis de cuento y desde luego después de entrenarse, cobran su nómina.
Yo creo que si
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