sábado, 28 de septiembre de 2013

Cuando el "Amo" además es Leo.

Leo aprecia la belleza, de modo que si tú eres de las sumisas que se sienten celosas ante una mirada admirativa dirigida a otra mujer, más vale que trates de ser más tolerante. Un hombre Leo a quien su amada sumisa le deje porque le gusta flirtear se sentirá realmente herido y sin entender nada. En esas circunstancias es muy capaz de simular cualquier cosa, desde un ataque cardíaco hasta una nota de despedida manchada de lágrimas, para conseguir que tú te des cuenta que es solo porque es así y vuelvas corriendo a sus fuertes brazos cariñosos...y se mostrará tan convincente que te sentirás un monstruo de crueldad. A menos que a ti también te gusten las escenas dramáticas y emocionales, es mucho menos complicado comprenderle desde el principio.
Es tu rey y eres su princesa sumisa.
De todas maneras, lo más probable es que, si le sabes tratar, sus travesuras sean inocentes e inofensivas. Como no tienen una sensibilidad especial para los sentimientos ajenos a los tuyos, a pesar de su bondad y fortaleza básica, la mayoría de los hombres de Leo están tan inmersos en sí mismos que pueden ser de una franqueza y de una falta de tacto brutales, pero con su sonrisa y su mirada deslumbrante despejan inmediatamente la atmósfera. En todo su cuerpo fuerte y grácil, el afectuoso León no tiene ni un huesecillo de maldad, en todo caso severidad. Es posible que despida tremendas nubes de vapor, pero la maldad no entra en su estructura y no es capaz de actuar con auténtica crueldad (a menos que tenga una influencia negativa en su carta natal). Le gustan los deportes, pero a medida que pase el tiempo preferirá ser espectador, desde su cómodo trono tapizado, mientras tú le atiendes, incluso te cederá para demostrarte su capacidad de poder.
No siempre, pero con frecuencia, hay un giro raro en los varones Leo. A diferencia de Capricornio, que busca en una alianza un ascenso social, a veces el León tiende a buscar una  sumisa por debajo de su condición. Aunque este igualmente deseoso de status social, no puede resistirse al deseo de adquirir un <<súbdito de quien pueda sentirse superior. A veces se equivoca en la elección, y la tímida violeta que le adoraba sentada a sus pies le toma por sorpresa y consigue hacerle una jugarreta que le sirve para arrancarle el cetro. Cuando así sucede, el León destronado es un infeliz sumiso que lleva estampada la expresión trágica de un monarca en el exilio y has de tener presente que te quedan con él tres telediarios.
¿Cómo puedes evaluar al enigmático varón Leo? ¿Es bondadoso o agresivo, generoso o cruelmente egoísta pero generoso? ¿Es realmente un tipo sociable a quien le agrada la gente? Su reputación de superioridad, ¿ha sido ganada con falsos méritos o tal vez, como el verdadero León, es digno de que le llamen rey? Es obvio que, al menos si se le mide con su propia vara por lo menos, se merece ser el amo y señor de su vida amorosa y de su carrera. Hay que admitir que en los dos campos obtiene por lo general grandes éxitos.
Si Leo es un rey auténtico o apenas un pretendiente al trono es cosa que no podemos saber. Pero con respecto a tu propio León, hay algunas cosas que si sabes. Tiene apetitos insaciables, y es tan orgulloso como un pavo real. Exhibe una enorme necesidad de mandar y de ser amado por aquellos a quienes manda. Recuerda que Leo teme secretamente el fracaso y el ridículo. Es una constante tortura interna, y la verdadera fuente de su vanidad y de su dignidad exagerada. Sin embargo, cuando una gran causa ha conmovido su nobleza, el León no conoce el miedo. Solo entonces aprende, él mismo, que la magnífica fuerza y el valor que ha fingido poseer, en realidad, han estado presentes en el durante todo el tiempo.
Es posible que Leo te saque de tus casillas con sus extravagancias durante el noviazgo, pero no es de ningún modo mal compañero si piensas en una relación duradera. Si no tienes inconveniente en postergar tu ego y en construir tu vida en torno a la de él, una vez que lo hayas conocido bien contarás con la adoración de este hombre y jamás volverás a sentirte sola. Piensa, además, que te arreglará todos los grifos del baño y te dará siempre esa sonrisa que le hace ser tu Amo Leo.

La personalidad y los valores definen al Amo.

Amo, mi carácter, la normalidad, me aburre, me hace sentir nada. Contra ésta frase solo hay una solución posible y es que una sumisa jamás pueda llegar a mencionarla ya que dice muy poco del Amo si la sumisa le pide socorro.
Lo más sabroso de mi sumisa,
su mirada.
Es fácil ocultar las lágrimas pero no la tristeza que hay dentro de la sumisa para el Amo que la entiende, que la conoce y que le da esa vida de sumisión plena, el Amo ha de saber hacer que su sumisa pueda soltar las lágrimas siempre que lo necesite porque es parte del encanto, ver llorar a tu esclava de amor, de entrega y felicidad.
Un idiota hace que su sumisa sienta celos de otras mujeres… Un caballero hace que otras mujeres sientan envidia de su sumisa, y digo mujeres que no sumisas porque en definitiva la felicidad se le escapa en muchas ocasiones a su vida real y no solo se percatan otras sumisas sino otras mujeres que la rodean y digo caballero por que es lo que siempre debe ser un Amo.
Cuando tu esclava te habla de sus problemas no significa que se queje… significa que confía en ti y así lo has de entender como Amo ya que es de esa manera como los Amos podemos subir más de lo que haríamos sin su ayuda...
La vida se acaba cuando dejas de soñar, la esperanza cuando dejas de creer, el amor cuando dejas de cuidarlo y la sumisión cuando el Amo es el muñeco de su esclava o sumisa...
Cuando una mujer dice “dime la verdad” es porque ya la sabe, de ahí que por bien o por mal yo jamás aconsejaría mentir a la sumisa, en todo caso y sin abusar, no darle todos los detalles pero jamás mentirle porque además es morboso poder explicarle la realidad aunque se pueda ofender o disgustar, eso es más fácil de reparar mediante un bonito castigo que la ponga en su lugar de obediencia.
Si quieres ser Amo, no seas la segunda opción de nadie… o te eligen, o te pierden para siempre!!!. Cuando un Amo teme perder la sumisa ya no es su Amo y evidentemente ella ya no le pertenece, solo es un pelele de ella como mujer.
Nadie merece las lágrimas de tu sumisa, solo tu como Amo puedes pedírselas y si te las ganas y te las da, deberá ser  con esa sonrisa por su entrega hacia tí.



lunes, 16 de septiembre de 2013

Subir no es más cantidad de lo mismo, es llevarla más arriba en las sensaciones.

Si hablamos de niveles, si hablamos de escaleras si hablamos de alturas o entregas nunca estamos hablando de multiplicar la cantidad si no de subir la calidad y en todo caso no dejarse llevar por la inercia de la rutina subiendo solo la cantidad de sufrimiento.
Hoy mi sumisa ha recibido diez azotes, mañana no tiene porque recibir cincuenta o tener que aguantar diez doblemente fuertes y pasado mañana o la semana que viene cien para demostrar que el Amo sube, en todo caso recibirá otros con otra herramienta o quizás con la mano, que por cierto es lo que más les suele apetecer a las sumisas  que he conocido y a janna de verdad le vuelve loca sentir la mano en su piel por el contacto.
Un día azotes otro besos y algún mordisquito, en otros días quizás no insistamos en lo mismo y variemos dándole el cariño que necesita para entregar su esfuerzo con la ilusión que desea para poderla dar de forma sincera y sana, quizás toque la velita o jugar con su dilatación, en todo caso repartir las ideas y sorprender con lo estudiado por el Amo para poderlo llevar a cabo de forma segura y sensual.
Es curioso cuando les pides que les gustaría que les des como Amo jamás te dicen nada claro, en todo caso si insistes como necesitando su opinión, al final en modo susurro te sugieren que hace tiempo no les das tal o cual cosa, unas pasaditas con una velita que les de calor, unas agujas que les hagan felices porque demuestran así su hambre de servirte como morbo, etc…
Siempre hemos de estudiar lo que
usaremos, como y donde.
Un tema no puede aparecer de la nada. Me explico… si quieres empezar con el tema de la cera no está de menos que un día pueda ver en la maleta una vela o un encendedor, cerillas etc, si quieres que vaya acostumbrándose a las agujas un día puedes mostrarlas, pueden ser medicas pueden ser imperdibles pueden ser largas o cortas etc…, las prisas no son buena compañía las explicaciones si lo son aunque tampoco le demos mucha importancia. En el caso de las agujas hay un código de colores y lo hemos de tener presente dependiendo el lugar donde las debamos clavar para nunca dañar a la sumisa. Tengamos siempre claro que el dolor es una cosa y el daño es otra distinta según mi particular forma de verlo.
Me da mucho morbo cuando la ciego con un pañuelo, porque suelo utilizar artículos que normalmente están cercanos, un antifaz es peligroso guardarlo en casa, un pañuelo no, pues me pone a cien tocarla con el artículo que usaré en ese momento, si es un siete colas la acaricio antes con el en algún sitio de su anatomía desnuda, si voy a utilizar agujas la rozo un una si cojo una madera hago algún ruido que la descubra, etc pero siempre dándole una pista que la prepare aunque en principio parezca cruel ella lo agradece porque se prepara. Esporádicamente la sorprendo precisamente para no entrar en la monotonía que ella siempre sepa lo que toca.

Guiar a tu sumisa en la escalera de su esclavitud.

Hablando tanto con sumisas como con dominantes, hemos tocado el apartado de niveles o grados de sumisión , lo que al final llamamos vulgarmente, aprender a subir los escalones de su esclavitud.
No la dejes sola... dale la mano
y sube con ella.
Aquí también entran los dominantes, no solo las sumisas, pues nunca se sabe todo y siempre se aprende algo, malo sería de no ser así ya que quedarse estancado es entrar en la mortal monotonía.

Por mucha experiencia que se tenga siempre se aprende algo, al menos yo cada día que pasa intento que así sea y en realidad ya el hecho de narrarlo por escrito en mi blog, hace que recapacite y sea consciente de muchos defectos de forma en los que he de mejorar , al igual que si al escribirlo creo que he quedado corto o corta la sumisa, tomo consciencia para que no se repita esa torpeza que me limita en mi relación con ella.
A lo que hemos llegado siempre es que esos escalones hay que ir afianzándolos lentamente, para ir subiendo despacio y no tener que regresar a ellos más tarde, al igual que no es la parte sumisa quien ha de subir, ni el Amo el interesado en que suba la sumisa, sino ambos juntos al unísono ya que asi se consigue el equilibrio que hace de la sumisa una mujer segura de su deseado Amo y por consiguiente segura de sí misma..

Guiala controlando su ascensión.
Es decir la parte dominante ha de bajar, si fuera necesario, al nivel al que se encuentre la sumisa e ir subiendo ambos a un tiempo. Esto aparentemente parece sencillo pero no es tan fácil, o al menos a mí no me resulta tan claro en algunas ocasiones bajar a su nivel. Por fortuna nunca, mi sumisa, me ha adelantado ya que siempre que hace una sugerencia la tomo como un deseo suyo que se que debo tomar como una futura línea de acción en su forma de servirme mejor.
 
En algunas ocasiones, con el tiempo, puede ocurrir que a la parte sumisa le sea imposible subir determinados escalones, a pesar de intentarlo a lo que el Amo debe variar las tácticas y desde luego aprender a ser mejor para saber positivar a su sumisa en ese peldaño que el Amo le quiere hacer ascender. Para mi en particular nunca hablo de límites porque no los tengo ya que solo es una cuestión de racionalidad de Amo saber lo que debes hacer a tu esclava.
Algunos dominantes son de la opinión que es culpa de la parte sumisa no subir adecuadamente de nivel en el BDSM, otros que la culpa es de la parte dominante, particularmente creo que no es culpa de ninguno de los dos, simplemente que aunque se desee pues no puede porque aun no ha habido suficiente conexión, es más en algunas ocasiones han de sentarse y replantearse determinadas situaciones o hacer ciertos cambios que hagan posible al Amo conseguir su deseo y a la sumisa sentirse segura sin llegar a sentir el vértigo de la altura.