lunes, 16 de abril de 2012

La gracia está en los matices.

Cuando llevas años deseando a tu bonita sumisa, te das cuenta que en las sesiones van apareciendo unos detalles que enriquecen los actos que se van desarrollando.
A ésta particularidad la llamo personalmente "matiz" aunque también la podría nombrar como detalle, pormenor, etc.
Son dignos de una sonrisa que los hace ser muy esperados por la sumisa que ve en ellos esa diferencia que hace una sesión distinta de otra semejante.
Un humilde matiz puede lograr una humillación muy interesante a una sumisa, os contaré lo que ocurrió recientemente en una sesión en la que era hora de dar una buena azotaina de capricho a mi chica.
A veces es agradable pedirle consejo a tu sumisa para saber que capricho cree que su Amo pueda tener en ese momento. Así se lo hice a janna, que se lo pensó y tras un momento muy pequeño de dudas me contestó que si me parecía bien quizás había llegado el momento de darme el regalo de poder intentar azotarla tal como a mí me gusta tanto (severamente) pero obligándola a sobrepasar su límite de resistencia.
Fue un fogonazo, para mi ese calor que me subió tras su idea me llevó a un deseo inaudito.
Muy bien le dije, me parece un bonito detalle y así lo haré pero... hoy no dejaré que te sujetes a tu león, hoy será solo tu voluntad la que te mantendrá en tu sitio y como segunda condición así como siempre te saco la ropa para azotarte bien hoy a diferencia con las anteriores ocasiones te desnudaré absolutamente toda, hoy te sentirás totalmente despojada de la seguridad de llevar las botas puestas.
No es nada muy especial pero saber, ser consciente de estar sin ningún tipo de protección, ni de la mínima expresión de vestimenta que son los botines la sorprendió.
Este detalle la hizo ruborizar de forma automática como si le hubiese apretado el interruptor de la luz roja de sus mejillas, fue un instante mágico, saberse absolutamente desnuda por quedarse sin zapatos, supuso para ella un ataque a su pudor y a mí me creó una sonrisa interior de esas que jamás olvidare. Al ver su expresión en esos ojos tan preciosos que tiene mi niña recordé que es mía.
Estuvo magnífica como siempre, dejamos atrás esos límites que ella necesitaba alejar y sus besos al acabar dieron buena cuenta del deseo almacenado en su alma para con su Amo.