viernes, 10 de febrero de 2012

La fuerza de janna comienza en el León que la mantiene libre.

Hay momentos en los que tenerla atada es fantástico, en otros casos tenerla desatada y que sea su propia voluntad la que le ate a la voluntad de su Amo es más difícil de mantener, sobre todo si el nivel sensual sube tanto que imposibilita estar suelta.
Es entonces cuando aparece el León.
Azotar a una sumisa es un honor casi inenarrable pero azotar a tu sumisa es un sueño convertido en vida, si además puedes hacerlo de forma que tu sumisa sea libre se convierte en algo excepcionalmente grande.
Atar a la sumisa es morboso para el Amo y quizás también para la sumisa pero que se ate ella sola a ti y entonces puedas azotarla tan suavemente como en forma extremadamente dura sin que se desate en su libertad de entregársete es algo que solo te puede dar una sumisa excepcionalmente libre por saberse liberada para hacer lo que su Amo desee con ella, esa es mi sumisa janna.
Se abraza a su León, a esa figura dorada que está en la cabecera de la escalera.
Una vez bien sujeta su Amo la besa en los labios, mejillas, cuello y empieza esa entrega que tanto necesita tanto uno dar como el otro recibir. A más dolor más fuerte se aferra a la figura que la sujeta. Llega el momento sublime que se escapa de entre sus dedos la susodicha estatuita y es entonces cuando el Amo tiene el mayor de los regalos de su sumisa, janna se disculpa y cogiendo otra vez fuerte la figura hasta que finaliza esa azotaina tan excitante que el Amo da a su sumisa y ella le agradece con su sonrisa entrecortada por el esfuerzo de mantenerse aferrada al León.
Sir Reus

2 comentarios:

  1. La libertad empieza en mi deseo de entregarme a Ti.

    Te adoro SirReus

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    Respuestas
    1. Por eso es tan importante para un Amo, como yo, que su esclava sea libre de serlo para él y que sea su voluntad, de entrega, la atadura que la retiene.
      De aquí saco el orgullo tan grande que siento por mi esclava, por saber estar siempre en tu sitio cuando es más dificil la compostura y la presencia.
      Nunca en nuestra relación me ha faltado tu sonrisa, a veces algo comprometida, en el uso de esa libertad tan sensual para mi.

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